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Breaking the Silence on Adult
Clergy Sexual Abuse
Preguntas Frecuentes
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El ACSA (Por sus siglas en inglés) ocurre cuando una figura de autoridad espiritual, como un anciano, pastor, jefe, consejero, profesor o incluso un líder laico, utiliza su rol para explotar y abusar de alguien bajo su cuidado a través de una conducta sexual.
Esto puede suceder en persona o en línea. A menudo se combina con otros tipos de abuso: emocional, psicológico o financiero. Este tipo de abuso se caracteriza por un desequilibrio de poder en el que la figura de autoridad espiritual tiene más poder posicional que la víctima y usa ese poder para explotar, dañar, acosar o controlar a la víctima.
Este comportamiento sexualizado por parte de una figura de autoridad espiritual hacia un adulto bajo su cuidado o autoridad es siempre un abuso por las siguientes razones:
Hay un mal uso del poder y una autoridad asimétrica. La persona del clero está utilizando incorrectamente su poder para satisfacer sus propias necesidades en lugar de honrar su sagrado rol pastoral.
A los miembros del clero se les es otorgado un grado de confianza y privilegio inherentes debido a su rol pastoral. La persona del clero está explotando esa confianza y vulnerabilidad de la víctima al aprovecharse de sus necesidades para su beneficio personal.
El consentimiento mutuo no es posible debido al desequilibrio de poder entre la persona del clero y la víctima. Para que el consentimiento sea posible, debe haber igualdad, consenso, ausencia de temor y transparencia veraz (es decir, sin engaños).
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Los primeros signos de abuso espiritual y sexual suelen manifestarse en una combinación de los siguientes comportamientos:
Diálogos, preguntas o conversaciones inapropiadas: Esto es una señal de alerta de que el abusador está preparando a la víctima. La comunicación, que puede comenzar siendo excesivamente personal, suele tomar gradualmente un tono sexualizado. El discurso sexualizado puede incluir comentarios sobre la apariencia, preguntas sobre el historial o comportamientos sexuales de la persona, o bromas sexualmente explícitas.
Cambio de roles o dinámicas: Es otra seña inicial de abuso. Esto ocurre cuando la persona en un rol ministerial te pide que ores por ellos, busca tu consejo o revela desafíos personales. Tratan a la víctima como una confidente, y la víctima se siente halagada de ser considerada digna de confianza.
Secretos: Es una de las características distintivas del abuso. El secreto va más allá de los requisitos de discreción profesional cuando la relación es secreta y los comportamientos violatorios se ocultan. El secreto puede manifestarse en reuniones privadas, llamadas telefónicas, mensajes o entrega de regalos.
Manipulación a través de la autoridad: Los perpetradores a menudo intentan manipular a la víctima y la situación al ejercer su autoridad sobre su conocimiento o formación en ciertos temas. Por ejemplo, retorcer o malinterpretar las escrituras para justificar su comportamiento abusivo es una estrategia que los abusadores pueden usar para silenciar y controlar a la víctima. Este método de manipulación se utiliza cuando el perpetrador intenta convencer a la víctima de que las ofensas no califican como pecado y deben mantenerse en secreto.
Es importante recordar que todos estos comportamientos son inapropiados, ya que violan el deber fiduciario que el perpetrador tiene en contextos relacionales específicos (por ejemplo, de pastor a congregante, de terapeuta a cliente o de maestro a estudiante). Adicionalmente, es común que los límites se pongan a prueba antes de ser violados abiertamente, lo que indica una intención de manipulación por parte de la persona en autoridad.
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Muchas víctimas de abuso sexual por parte de clérigos adultos (ACSA, por sus siglas en inglés) experimentan pensamientos como: “¿Por qué no hablé cuando me sentí incómoda y lo detuve?”, “Lo mantuve en secreto, así que debe ser mi culpa”, o “Soy adulta, debería haberle dicho a alguien antes y haber salido de la situación”.
Sin embargo, aquí hay seis razones por las que no eres responsable de tu abuso (Scheffers, 2018):
1. Tenías derecho a esperar que tu abusador cumpliera con su contrato profesional.
2. Tu idealización de tu pastor era normal.
3. El proceso de manipulación de tu abusador fue gradual y atrapante.
4. Tu apego a tu pastor era normal; la intensificación de ese apego por parte de él no lo era.
5. Tu abusador controlaba la relación.
6. No tienes la culpa por ser ingenua o necesitar atención.
Además, muchas sobrevivientes experimentan una respuesta al trauma conocida como la respuesta tipo "Fawn", lo cual puede explicar por qué no confiaron en alguien, no abandonaron la situación o no confrontaron a su abusador.
La respuesta tipo “Fawn” se caracteriza en el poner las necesidades de los demás por encima de las propias, sentir dependencia emocional o priorizar complacer a otros. Esta respuesta a menudo es malinterpretada por quienes culpan a las víctimas, confundiéndola con complicidad o camaradería con el abusador.
Para entender más sobre la respuesta tipo “Fawn” y su relación con el abuso, consulta los recursos citados a continuación.
La disparidad de poder entre el clero y los congregantes implica que una persona en una posición de autoridad siempre tiene el control. Los abusadores dentro del clero utilizan manipulación, grooming (preparación), gaslighting (hacer que la víctima dude de su percepción), la tergiversación de las escrituras y otras tácticas para hacer que las víctimas sientan que tienen control sobre sí mismas y la situación, cuando en realidad no lo tienen.
A menudo, los abusadores incluso les dicen a las víctimas que ellas tienen el control en la relación, convenciéndolas que era algo que "querían" o que incluso buscaron la relación.
Los clérigos tienen poder sobre los congregantes debido a su posición de autoridad, específicamente de autoridad espiritual. Incluso cuando la víctima siente que algunos aspectos de la relación eran mutuos, el consentimiento nunca es posible en una dinámica de poder entre un clérigo y un congregante.
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Debido a la dinámica de poder entre el clero y los congregantes, el consentimiento no es posible.
El perpetrador tiene autoridad espiritual sobre la víctima y es percibido por los congregantes (conscientemente o subconscientemente) como alguien que tiene una relación especial con Dios y que está elevado por encima de los demás congregantes.
Debido a la confianza implícita que conlleva la posición de líder espiritual, los congregantes suponen que la persona del clero actúa en su mejor interés y no tiene intenciones maliciosas.
Cuando el clérigo rompe esa confianza, nunca es culpa de la víctima; siempre es responsabilidad del clérigo establecer y mantener los límites adecuados dentro de la relación. Cuando no lo hacen, es una traición del deber del clérigo, y jamás es culpa de la víctima.
Dado que este tipo de abuso implica “grooming”, manipulación y engaño, es importante que la víctima entienda que no tiene control sobre el maltrato y que la culpa recae únicamente en el perpetrador.
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Sí, los adultos pueden ser manipulados. El proceso de manipulación (o grooming) es gradual y puede ocurrir tanto en persona como en línea. Puede incluir los siguientes pasos o etapas:
Los abusadores eligen a su víctima.
Los abusadores ganan la confianza de la víctima mediante regalos, halagos, compartir "secretos", ofertas de amistad, privilegios especiales, mostrar intereses comunes, etc.
Los abusadores pueden intentar identificar y satisfacer una necesidad de la víctima con el objetivo de convencerla de que el abusador es la única persona capaz de cubrir esa necesidad.
Los abusadores pueden tratar de aislar a la víctima de sus seres queridos o de su sistema de apoyo, creando una dinámica secreta.
Es importante destacar que, cuando un abusador manipula a una víctima, la intención del abusador no es relevante al considerar el impacto que tiene sobre la víctima.
Una vez que estas acciones han sido implementadas, la víctima se vuelve altamente susceptible al abuso.
El abusador trabajará diligentemente para mantener el control sobre la víctima utilizando diversas tácticas (por ejemplo, chantaje emocional, vergüenza, amenazas de violencia, violencia).
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Sí, a menudo hay un patrón predecible que los abusadores siguen mientras manipulan a sus víctimas, especialmente dentro de organizaciones o entornos religiosos. Sin embargo, puede haber variaciones, por lo que los pasos enumerados a continuación son generalizados y pueden diferir.
A la víctima se le hace sentir importante y valiosa.
El abusador fomenta la dependencia hacia él, haciendo que la víctima sienta que necesita su ayuda, apoyo o guía.
El abusador convence a la víctima de que ella es necesaria. Esto suele lograrse compartiendo información confidencial sobre la organización religiosa, otros miembros de la congregación o clientes, y/o confiándole problemas personales del abusador.
Si el abuso es de naturaleza sexual, una vez que se ha establecido la confianza y la dependencia, el abusador comenzará a iniciar lentamente contactos íntimos que parecen apropiados (por ejemplo, un abrazo después de una reunión, halagos sobre la ropa o la apariencia, colocar una mano en la espalda de la víctima o tomarse de las manos como un gesto de consuelo). El abusador aumenta gradualmente la frecuencia e intensidad de este comportamiento sexualizado.
Finalmente, el abusador introduce y participa en conductas abiertamente abusivas (y posiblemente sexuales).
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No, ninguna de esas frases es verdaderas, y los abusadores a menudo usan esta táctica de manipulación para convencer a la victima de que lo que está sucediendo es aceptable e inclusive bueno.
Debido a que la autoridad espiritual que estos miembros del clero tienen sobre sus víctimas, el emplear este tipo de manipulación verbal intencional crea confusión de manera fácil y desorienta a la víctima.
Las víctimas frecuentemente tienen pensamientos como: “Si Dios dice que es bueno entonces debe ser bueno” o “si yo soy la respuesta a las oraciones de esta persona entonces el apoyarles en una relación es una forma de hacer ministerio”. Los abusadores a menudo hacen uso de tácticas de “grooming” para explotar aún más el desbalance de poder entre ellos y la víctima. Debido a que ya hay una diferencia de poder espiritual, ellos van a continuar usando este aspecto de la vida de la víctima para afirmar su control al “hablar con Dios” o “interpretar la escritura” de manera que sirve su propio objetivo de abuso y control.
Cuando una persona del clero hace mal uso intencional de prácticas espirituales para manipular a una víctima, siempre representa abuso; es egoísta; y siempre es maligno.
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Entender el abuso sexual cometido por miembros del clero hacia adultos es el primer paso para salir de esta situación. Muchas víctimas se sienten confundidas y desean apoyarse en su abusador para obtener ayuda. Sin embargo, debido a los efectos de la manipulación y el abuso, es crucial que la víctima tome distancia (física, emocional y social) del abusador y elimine el contacto para poder procesar sus pensamientos y planificar cómo revelar la situación. Escribir los eventos relacionados con el abuso o construir una línea de tiempo a menudo ayuda a aclarar la situación (y puede ser útil más adelante si se toma acción legal).
Terminar la interacción con el abusador puede ser difícil, ya que los abusadores suelen emplear tácticas de manipulación para mantener el control sobre la víctima y la situación. Por lo tanto, compartir el abuso con una persona de confianza es un paso importante para romper el ciclo del abuso. Esta persona debe entender que la relación fue abusiva y no una relación consensuada. Es recomendable que la persona en quien la sobreviviente confíe la información no esté estrechamente vinculada con el abusador ni con la institución donde ocurrió el abuso. Asimismo, la sobreviviente debería hablar con un consejero o terapeuta de confianza para aprender a manejar el trauma y comenzar el proceso de sanación.
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La conexión emocional continua suele ser el resultado de un "vínculo traumático". El vínculo traumático es el apego emocional que una víctima siente hacia el agresor debido al patrón cíclico de abuso experimentado. Este vínculo es la razón por la cual cortar el contacto con el abusador puede sentirse abrumador, confuso y desesperanzador. Las víctimas describen sentirse incompletas o perdidas sin la interacción con el abusador y a menudo confunden esos sentimientos con amor. Estos vínculos suelen ocurrir cuando hay raíces de control, un desequilibrio de poder y una dependencia poco saludable.
Las características del vínculo traumático pueden incluir que la víctima:
Experimente angustia física o emocional al intentar salir de la "relación".
Oculte o justifique el comportamiento del abusador.
Se sienta infeliz e insatisfecha con el abusador, pero no pueda terminar la relación.
Crea que el abusador cambiará después de expresar su deseo de terminar la "relación".
Se concentre en los momentos felices para convencerse de que vale la pena seguir en la situación.
Describa la "relación" como adictiva.
Mantenga el abuso en secreto.
A menudo se requiere ayuda profesional para romper con éxito un vínculo traumático y enfrentar su impacto (por ejemplo, depresión, ansiedad, baja autoestima, etc.). Las víctimas de abuso sexual por parte de miembros del clero deberían buscar un terapeuta o consejero especializado en trauma para comenzar el proceso de sanación.
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Existen recursos y ayuda disponibles para las víctimas de abuso sexual por parte de miembros del clero hacia adultos. Enfrentar este tipo de abuso es profundamente traumático, y la mayoría de los sobrevivientes necesitan apoyo para comenzar a procesar la experiencia. Contactar a un consejero capacitado puede ser el primer paso para comenzar a sanar. Además, el apoyo de otras personas es fundamental e indispensable para la recuperación de la víctima.
La Línea Nacional de Prevención del Suicidio en los Estados Unidos conecta a sobrevivientes, que luchan con pensamientos suicidas o depresión, con un consejero capacitado que escuchará, entenderá, empatizará y conectará al sobreviviente con recursos. Se puede acceder a este servicio llamando al 1-800-273-8255 o al 988 (disponible para todos en los Estados Unidos desde el 16 de julio de 2022) mediante llamada o mensaje de texto.
Si no estás en los Estados Unidos, por favor comunícate con una línea de ayuda similar en tu país.
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El abuso sexual hacia adultos por parte de miembros del clero ocurre porque los agresores manipulan a sus víctimas mediante un proceso conocido como grooming. La primera fase de este proceso es establecer una sensación de autenticidad, amistad y seguridad. A menudo, el agresor le da a la víctima grandes cantidades de tiempo y atención. Es esta amabilidad y conexión emocional lo que anima a la víctima a bajar la guardia lo suficiente como para confiar en el abusador.
Con el tiempo, el abusador manipula a la víctima para que dependa de él, mientras prueba y cruza límites que deberían mantenerse cuando existe un desequilibrio de poder, especialmente uno de naturaleza espiritual. Solo gracias a esta manipulación disfrazada de amabilidad es que el abuso se vuelve posible. Las tácticas extensivas de grooming incluso pueden convencer a las víctimas de que la relación fue consensuada, aunque eso no es posible debido al desequilibrio de poder y la manipulación.
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Muchas personas solo tienen un marco de referencia para entender lo que te ocurrió, y ese marco es el de una “aventura”. Estas personas suelen tener poco o ningún conocimiento sobre lo que constituye un abuso, especialmente cuando se trata de adultos. Para diferenciar entre los dos conceptos, es importante entender correctamente la naturaleza del consentimiento y los desequilibrios de poder.
Una aventura ocurre cuando dos adultos eligen libremente entablar una relación emocional y/o sexual fuera de sus matrimonios. Una aventura implica que existe un consentimiento mutuo y un equilibrio de poder entre ambas partes. Sin embargo, el consentimiento no es posible cuando hay un desequilibrio de poder. Los desequilibrios de poder están presentes cuando una persona tiene un deber fiduciario debido a su posición (es decir, está obligada a actuar en pro del bienestar de la otra persona).
Cuando hay un desequilibrio de poder posicional, existe una relación asimétrica inevitable que anula la capacidad de consentir plenamente. Este desequilibrio es la razón principal por la que se clasifica correctamente como abuso.
El abuso sexual hacia adultos por parte del clero ocurre cuando alguien en un rol ministerial (pastor, sacerdote, terapeuta, profesor, etc.) usa su posición y poder para explotar sexualmente o dañar a alguien bajo su cuidado o autoridad. Este tipo de abuso puede ocurrir independientemente de si ese era el resultado deseado o no.
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Primero y, ante todo, el abuso nunca es culpa de la víctima. La responsabilidad de mantener límites apropiados siempre recae en la persona que tiene el poder y la autoridad en la relación. Esto es válido sin importar la naturaleza de la relación, ya sea pastor-congregante, terapeuta-cliente, sacerdote-feligresa, empleador-empleada, etc.
Sin embargo, es cierto que los sobrevivientes de abuso sexual hacia adultos por parte del clero (ACSA, por sus siglas en inglés) a menudo salen del abuso sintiéndose confundidos sobre su responsabilidad por varias razones:
Tu abusador, institución religiosa u otras personas pudieron haberte dicho que fue tu culpa.
Es posible que aún no estés informada sobre la dinámica del abuso.
Pudiste haber experimentado respuestas traumáticas como congelarte o someterte (fawning), lo que pudo sentirse como pasividad.
Podrías estar luchando por aceptar la impotencia que implica ser víctima.
Experimentaste placer psicológico o físico.
Sin embargo, ninguno de los factores anteriores, ni ningún otro, te hace responsable o culpable de tu abuso de ninguna manera.
Algunos sobrevivientes se sienten responsables por las vulnerabilidades que tenían y que fueron explotadas por la persona que las abusó. Es importante saber que todos los seres humanos tienen vulnerabilidades que pueden ser explotadas, especialmente cuando hay un desequilibrio de poder.
Adicionalmente, algunos rasgos positivos de tu personalidad, como la compasión y la bondad, pueden convertirse en vulnerabilidades en ciertos contextos. Así que, es importante que sepas que tus vulnerabilidades no son motivo de vergüenza ni algo por lo que debas culparte. Tus vulnerabilidades no fueron algo malo; la explotación de ellas sí lo fue.
Si sales de tu abuso sintiéndote impotente, una forma de recuperar tu agencia y tu voz es pasar tiempo con un terapeuta especializado en trauma y abuso para identificar y abordar estas vulnerabilidades.
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El perdón y la reconciliación no son lo mismo.
No le debes nada a tu abusador, y a menudo la reconciliación con un abusador puede ser peligrosa. La sanación de cada persona será diferente y estará enmarcada por su experiencia única de violación y sus condiciones de vida.
El perdón es una elección personal que pertenece únicamente a la víctima. La víctima puede optar por perdonar al abusador de forma pública o privada, pero nunca reconciliarse de manera significativa.
Cuando alguien no ha mostrado signos de arrepentimiento o no ha hecho un esfuerzo por reparar el daño causado, exigir el perdón es una táctica abusiva que a menudo forma parte de una estrategia para minimizar la gravedad de la violación perpetrada por el abusador. Es dañino esperar de ti misma (o que otros lo esperen de ti) que perdones por obligación, presión o de manera automática.
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Desde un punto de vista práctico, estudiar, comunicar y liderar son habilidades que cualquier persona, religiosa o secular, puede poseer. Por lo tanto, incluso cuando estas habilidades se utilizan con maestría en una comunidad religiosa, no es indicativo de que alguien tenga una relación con Dios o posea un carácter fuerte. Es erróneo y presuntuoso asociar la capacidad de enseñar o liderar con la integridad.
Las enseñanzas de un abusador pueden tener un impacto positivo en la vida de alguien o acercar a otros a Dios, pero esa influencia existe fuera del contexto del abusador. La verdad de las Escrituras, incluso cuando es enseñada por un abusador, sigue siendo verdad y puede aplicarse de manera significativa.
Es posible que un líder espiritual cumpla con algunos de los requisitos de su rol de manera efectiva; sin embargo, el papel de los líderes religiosos también conlleva el deber de cuidar a las personas bajo su responsabilidad. Cuando ese deber es violado, el líder pierde la calificación necesaria para continuar liderando.
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Muchas veces, los abusadores recopilan intencionalmente “evidencias” para usar en caso de que su víctima le cuente a alguien lo que le está ocurriendo.
Utilizan estos elementos como “prueba” de consentimiento. Habrá personas que vean estas cosas y crean que prueban que fue una relación consensuada. Sin embargo, es fundamental recordar que no es posible el consentimiento debido al desequilibrio de poder entre el clero y los congregantes.
Ciertos tipos de “evidencia”, como el intercambio de regalos o la comunicación escrita, también pueden formar parte del proceso de manipulación o grooming. Las víctimas a menudo luchan con no ser creídas después de reconocer o revelar el abuso. Sin embargo, es importante que la víctima se siga recordando a sí misma la verdad sobre el abuso. Ella sabe lo que sucedió y lo que no, mientras que los demás, que no estuvieron dentro de la situación, no lo saben.
Además, las personas rara vez entienden las dinámicas de poder, el grooming hacia adultos y el abuso sexual del clero hacia adultos. Las víctimas no pueden convencer a todos de la verdad y deben esforzarse por compartir su historia con personas seguras y de confianza que estén dispuestas a aprender sobre la naturaleza del abuso sexual del clero hacia adultos. Contar lo ocurrido y que no te crean es doloroso. El rechazo y el silencio de la comunidad a menudo se denominan la “segunda herida”, porque ese silencio y la falta de credibilidad son difíciles de afrontar para la víctima.
Hay apoyo en comunidades de sobrevivientes que comprenden el abuso sexual del clero hacia adultos y donde las víctimas serán creídas.
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La decisión de quedarse o abandonar una comunidad o institución es profundamente personal y debe estar basada en varios factores, como el nivel de apoyo y comprensión por parte de los miembros de la iglesia, el grado de responsabilidad y rendición de cuentas asumido por los líderes, y los sentimientos personales del sobreviviente hacia la comunidad.
A menudo, para los sobrevivientes es difícil encontrar sanación en el lugar donde fueron heridos. Sin embargo, esto no significa que sea imposible, y cada situación es única. Muchos sobrevivientes indican que es beneficioso buscar refugio, al menos de manera temporal y, en muchos casos, de forma permanente, en otra iglesia o institución mientras procesan el abuso y comienzan su proceso de sanación.
Como sobreviviente de abuso, no es tu responsabilidad proteger la reputación de la institución religiosa bajo la noción equivocada de que “esta es la mejor manera de proteger a tu comunidad de fe”. Si tu abuso es reciente o ha sido reconocido recientemente, permítete ser ministrado y aléjate de roles de servicio que no contribuyan a tu sanación. No puedes compartir luz con oscuridad, por lo que es fundamental tomarte el tiempo para reconocer tus heridas, buscar sanación y permitir que las personas te cuiden en esta temporada.
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La mayoría de los sobrevivientes de abuso sexual por parte de líderes religiosos adultos ACSA (Por sus siglas en inglés), por sus siglas en inglés) sienten la necesidad de recibir ayuda mientras sanan de su experiencia. Dado que este tipo de abuso es altamente traumático, es importante buscar un terapeuta con formación en trauma y experiencia en casos de ACSA (Por sus siglas en inglés).
Las personas cercanas al sobreviviente también pueden beneficiarse de recibir terapia profesional para procesar el daño sufrido y comenzar a sanar. Es totalmente válido y recomendable hacer preguntas tipo entrevista al terapeuta para asegurarse de que esté capacitado para satisfacer las necesidades del sobreviviente y de otras personas afectadas por el abuso.
Para determinar si un terapeuta es una "buena opción", se deben considerar su personalidad, estilo y entorno de consejería. Es fundamental que el sobreviviente se sienta seguro y cómodo compartiendo su vulnerabilidad durante las sesiones con el terapeuta.
Muchos sobrevivientes prefieren recibir terapia de alguien del mismo género y que no esté asociado con la iglesia o institución donde ocurrió el abuso.
Existen protocolos de tratamiento específicos para personas (como los sobrevivientes de ACSA (Por sus siglas en inglés)) que han experimentado traumas. Sería útil discutir las opciones de tratamiento con un terapeuta para determinar juntos qué enfoque será el más adecuado para las necesidades únicas del sobreviviente.
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No existe una definición universalmente aceptada de trauma. Sin embargo, una definición comúnmente citada proviene de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA, por sus siglas en inglés):
“El trauma individual resulta de un evento, una serie de eventos o un conjunto de circunstancias que una persona experimenta como físicamente o emocionalmente dañinas o que amenazan su vida, y que tienen efectos adversos duraderos en el funcionamiento mental, físico, social, emocional o espiritual de la persona”.
Los tres tipos principales de trauma son el trauma agudo, crónico y complejo: El trauma agudo es una respuesta emocional que resulta de un único evento, como un accidente, una violación o un desastre natural. Trauma crónico es la exposición repetida o continua a situaciones como el abuso o la violencia doméstica. Trauma complejo se refiere a una serie de eventos traumáticos variados que ocurren durante un período prolongado, como meses o años. Sin importar el tipo de trauma que alguien experimente, es importante recordar que el trauma nunca es culpa de la víctima.
El experto en trauma, Dr. Bessel van der Kolk, explica que “el trauma literalmente queda atrapado en el cuerpo y el cerebro se reconfigura”. Esta reconfiguración conduce a sentimientos de desesperación, falta de esperanza, ira y una percepción alterada de uno mismo. Otros síntomas incluyen:
Desconfianza
Pensamientos suicidas
Episodios de desconexión del propio cuerpo o procesos mentales
Aislamiento, culpa, vergüenza o una sensación de ser completamente diferente de los demás
Sentimientos de impotencia y desesperanza
Preocupación excesiva por la venganza o, por el contrario, otorgar todo el poder al perpetrador
Autolesiones o automutilación
Alcoholismo o abuso de sustancias
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Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V, 5ª edición), una persona con trastorno de personalidad narcisista se caracteriza por un sentido inflado de importancia personal, una necesidad excesiva de atención y admiración, y una falta de empatía hacia los demás. Aunque presentan una fachada de extrema confianza, a menudo poseen una autoestima frágil que es sensible a críticas menores y una percepción grandiosa de sí mismos que los eleva por encima de los demás.
Existen dos subtipos de narcisismo según el DSM-V: narcisismo encubierto y narcisismo manifiesto.
El narcisismo manifiesto se caracteriza por un sentido de grandiosidad, un profundo sentido de derecho o merecimiento, y bajos niveles o ausencia de ansiedad. Frecuentemente, muestran comportamientos de búsqueda de atención junto con arrogancia y una falta de empatía hacia los demás.
El narcisismo encubierto se caracteriza por un sentido de vulnerabilidad. Este subtipo suele ser tímido e hipersensible a críticas menores. Aunque pueden no buscar atención de manera evidente, internamente albergan creencias grandiosas sobre sí mismos y se comparan constantemente con los demás, lo que resulta en celos crónicos.
Tanto el manifiesto como el encubierto, son egocéntricos y están absortos en sí mismos. Es común que un narcisista fluctúe entre las características de ambos subtipos.
Un tercer grupo, a veces omitido de los subtipos narcisistas, incluye a aquellos descritos como "altamente funcionales". Estas personas utilizan sus rasgos narcisistas de manera adaptable para avanzar o tener éxito. Este grupo es difícil de identificar y puede parecer que no tienen un trastorno de personalidad debido a su capacidad de adaptación.
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Los rasgos narcisistas están frecuentemente presentes en los perpetradores de abuso sexual por parte del clero hacia adultos. Es poco común que los perpetradores tengan un diagnóstico formal de trastorno de personalidad narcisista, pero hay indicadores comunes.
Varios estudios han encontrado que las características comunes de los perpetradores de este tipo de abuso incluyen un éxito moderado, junto con alguna combinación de tendencias narcisistas, compulsiones sexuales y un deseo de afirmación constante.
Además, las personas con rasgos narcisistas suelen sentirse atraídas por profesiones que les otorgan autoridad y poder posicional inherentes sobre otros, así como una plataforma desde la cual pueden ganar notoriedad y prestigio.
La posición alimenta su deseo egoísta de obtener superioridad y control. Por lo tanto, las organizaciones religiosas suelen ser objetivos fáciles debido a la falta de mecanismos de rendición de cuentas y las enseñanzas inherentes sobre el amor, la gracia y el perdón.
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DARVO es una reacción que los abusadores utilizan para desviar la culpa de sí mismos hacia otros cuando se expone su mala conducta. A menudo se emplea para evitar asumir responsabilidad.
DARVO es un acrónimo que significa: "Negar, Atacar y Revertir los roles de Víctima y Agresor" (por sus siglas en inglés: Deny, Attack, Reverse Victim and Offender). Específicamente, los pasos consisten en Negar el comportamiento, confrontar a la persona que enfrenta al perpetrador y revertir los roles de víctima y agresor, de modo que el perpetrador asuma el papel de víctima y la verdadera víctima parezca el agresor. Esto es común cuando el perpetrador alega haber sido falsamente acusado e intenta desacreditar el testimonio de la víctima o presenta a la víctima como si fuera el agresor.
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Un sobreviviente nunca está obligado a reunirse con los líderes de la iglesia, incluso si ellos lo solicitan. Por su protección, no debe reunirse con personas fuera de aquellas en quienes confía plenamente, especialmente si no está listo o preparado. Procesar y entender un abuso de esta naturaleza puede tomar un tiempo considerable. Reunirse con personas que no están capacitadas para apoyar a víctimas puede resultar en heridas adicionales y traumas secundarios.
Es crucial dar prioridad a la seguridad física, emocional y espiritual. Igualmente se recomienda a los sobrevivientes que eviten reuniones a solas con líderes de la iglesia. Si decide reunirse con ellos, es recomendable que el sobreviviente lleve a un amigo cercano y considere llevar a un profesional como un terapeuta, a un pastor o líder de otra iglesia, o un defensor de víctimas de su comunidad, etc.
La preparación es crucial y una persona de confianza debe tomar apuntes detallados. Si el sobreviviente desea grabar la reunión, entonces debe informarse sobre las leyes para grabar legalmente en su estado o país en el que reside (mirar recurso más abajo). Adicionalmente, debe ejercer extrema precaución si le es solicitado firmar algún documento tal y como declaraciones, lineamientos para miembros de la iglesia o acuerdos de confidencialidad. Todo documento donde sea solicitada una firma debe ser revisado por un abogado o alguien de tu red de apoyo profesional.
Finalmente, el sobreviviente no debe sentir la obligación de reunirse con nadie si esto le genera malestar o inseguridad. La prioridad está en su seguridad mental, emocional y física. En caso de decidir proceder con la reunión, entonces se recomienda la prepararse y tener precaución.
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Emprender un proceso legal es, en última instancia, una decisión muy personal. Muchos sobrevivientes responden a esta pregunta planteándose otra: “¿Por qué quiero emprender acciones legales?” Si la respuesta es buscar venganza o vindicación, el proceso legal podría causar más daño emocional o psicológico al sobreviviente. Si la respuesta es promover cambios o hacer rendir cuentas a aquellos responsables por el ataque, entonces buscar asesoría legal puede ser una buena opción.
Independientemente de si el sobreviviente decide o no emprender acciones legales, es importante prepararse con anticipación. Esto incluye documentar y guardar todo lo relacionado con el abuso: eventos, interacciones, documentos, correos electrónicos, etc. Esto será útil en caso de cualquier procedimiento legal futuro.
En caso de que decidas continuar con una demanda formal, es crucial cuidarse y buscar apoyo. Esto puede incluir trabajar con un terapeuta especializado en trauma, unirte a un grupo de apoyo liderado por sobrevivientes y priorizar tu bienestar físico y emocional.
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No hay ningún problema en buscar asesoramiento legal. Es importante estar completamente informado sobre tus opciones. Muchos abogados ofrecen consultas gratuitas y, dependiendo del tipo de caso, pueden trabajar bajo una tarifa de contingencia, lo que significa que solo les pagarás si logran recuperar dinero a tu favor.
Al buscar un abogado, considera su experiencia y especialización en el área legal relevante. Es completamente normal y, a menudo, útil hablar con varios abogados antes de decidirte por uno. La confianza es esencial; necesitas sentirte seguro de que tu abogado tiene el conocimiento y la experiencia necesarios para manejar tu caso con sabiduría y cuidado.
Como sobreviviente de Abuso Sexual Clerical en la Adultez, tienes una historia. Aunque los detalles puedan variar, la estructura del abuso muchas veces se siente similar. Tal vez, al leer la historia de María, reconozcas partes de tu propia experiencia reflejadas en la suya.
“Abuse is always fruit borne by the abuser. It is never caused by the victim. All victims, children or adult, need understanding and protection, not blame.”
—Diane Langberg, Psychologist/Author/International Speaker